lunes, 9 de agosto de 2010

XXXI SAN TIMOTEO

     Mi gente de Huéscar se fue, y se fue contenta de haber estado en y visto Luarca. Ahora me quedo otra vez aquí, paseando mi soledad por barras y por esquinas, que también es una buena forma de estar, además, no estoy tan solo.
 
     Ahora toca San Timoteo, obispo, mártir y patrón de Luarca. Timoteo nació en los primeros años del Cristianismo muy lejos de aquí, por Asia Menor, fue amigo de San Pablo quien lo convirtió en predicador recorriendo ambos mucho mundo. Parece ser que Timoteo padecía del estómago y Saulo le recomendó que bebiese algo de vino, que le vendría bien. Con el tiempo ambos alcanzaron el martirio y la Santidad, y más tarde San Timoteo alcanzaría a ser patrono de Luarca, no sé si por aquello del beber vino.

     El caso es que este año hace 100 que lo tenemos por patrono y Luarca lo va a celebrar en condiciones. Ya van dos domingos que a media mañana salen gigantes y cabezudos al son de gaitas y tambores atronando calles y corriendo chiquillos. Las calles principales lucen iluminaciones de feria y con mucha T de Timoteo; sábados y domingos hay verbena hasta las tantas en el Parque, que aquí es como llaman a la Plaza del Ayuntamiento, en las playas organizan campeonatos deportivos para jóvenes y niños, actúan corales en su honor y se hacen muchos actos, que enumerar no puedo.
 
     El reparto del bollo preñao (bollu preñau) es cosa aparte. Tal como dos domingos antes del día grande se juntan en el Campo de San Timoteo, apenas a un kilómetro de Luarca, en una aliseda junto a su ermita y en terrenos del río Negro media Luarca o quizá entera. La gente va provista de empanadas, bollos preñaos y cuanto quieran y sobre todo sidra por cajas, cada grupo busca su trozo de hierba, monta sus charnaques, pone a enfriar la sidra con agua fresca que no hielo, y lo demás va o viene solo. Mientras, grupos de gaitas, pueden ser dos gaitas y dos tambores, recorren el prado y los alisos animando la cosa, mientras otras bandas de música animan con otros aires otros lados. En una especie de corralito La Cofradía Timoteina reparte a los que son hermanos del Santo una bolsa con un bollo preñado, una botella de vino, un pastel de la Luarquesa y una T de San Timoteo hecha en pan y que sirve de colgante, y sobretodo ‘La Pastoral', La pastoral una especie de pergamino largo en el que en bable, en latín macarrónico o en español gracioso se dan cuenta de los hechos y los dichos que hubo este año, y que a mi, entre la lengua y lo local me cuesta entender sin leerlo varias veces, y a veces ni aun así. Yo no lo pensé bien y no me hice hermano de San Timoteo, que tampoco estaría mal ser hermano de un obispo martir  y además patrón de Luarca, pero mi amigo Ramón que es dos veces socio me hizo a mi pasar por una. Yo estuve, merendé y bebí la sidra con la familia Morán entera, como si fuera de Luarca.

     Las verbenas. Yo he viajado poco, es verdad, pero creo que los pueblos y las naciones en lo que más se parecen, aparte de en los genes, es en los mercados y en las verbenas, bueno, en las verbenas mientras no empiezan con la música. Llega un camión enorme a media tarde y empieza a desplegarse y a crecer en las cuatro dimensiones del espacio, que luego llenan de focos y altavoces cargados de kilovatios, como si fuese a cantar Joaquín Sabina o el mismísimo Miguel Ríos. Son unas orquestas enormes, seis o siete músicos, y la otra noche tres vocalistas ¡Cómo disfrutaría mi padre con tanta vocalista! La gente al principio mira y se mueve algo y al final acaban bailando cada uno por su sitio. De madrugada poco antes de que den las claras, los vatios se terminan, el camión se pliega como estuvo y la música ambulante se va por donde vino, para dejar sitio a otra orquesta que sería intercambiable por la que la que se ha ido sino fuese por la vocalista. Ya no ‘transhuman' los vaqueiros de alzada, ni existe cómicos de la legua, pero si siguen los juglares, aunque con más bombo.

     Y para acabar por hoy con San Timoteo, otra cosa que ha hecho el Santo ha sido llenar Luarca. Aquí no hay quien aparque ni yendo hasta ‘La Curtidora', los bares, restaurantes y terrazas, están que da gusto verlos de tan llenos, y en el puerto y en las calles parece que es domingo de resurrección o Viernes Santo.
 
No todo es San Timoteo

- el otro día tuve que ir a Oviedo, ya contaré porqué, y volvió a encantarme, aunque también muy lleno.
- La bici sigue recorriendo caminos bonitos como el que recorre ambas margenes del río Vidural.

- Y las Covas de la Andina, en el Franco, muestran una vegetación de lujuria entre ‘los destrozos' que hicieron los romanos sacando el oro con aquel sistema de ‘ruina montiun' por un lado y la disolución de caliza por el agua, los karst, por otro. Hoy algunos ‘ecologistas' no permitirían hacer ninguna de ambas cosas, pero hay que reconocer que quedó bonito, a pesar de ser destrozo.
 

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